martes, 25 de agosto de 2009

Energía a partir de purines

La basura que se aprovecha no es un residuo, sino un recurso. Las plantas de tratamiento y cogeneración energética de purines consiguen este objetivo, al utilizar estos restos de la industria ganadera para producir electricidad, agua de riego y fertilizantes comerciales, evitando así la contaminación que supone su vertido en el entorno. Sin embargo, sus responsables se quejan de las dificultades legislativas y económicas para mantener y poner en marcha estas instalaciones.

Los purines son una mezcla de excrementos sólidos y líquidos del ganado, aguas residuales y restos de comida que las gentes del campo han reutilizado como abono. Sin embargo, las explotaciones ganaderas intensivas producen hoy día varios millones de toneladas de purines que no se pueden reaprovechar a la manera tradicional, convirtiéndose en un residuo con un gran impacto medioambiental.

Vertidos de manera incontrolada, los purines pueden contaminar el suelo por exceso de nutrientes (nitrógeno, fósforo y potasio), las aguas continentales por sus nitratos, y la atmósfera por sus emisiones de amoniaco, metano y malos olores. Los expertos calculan que tienen un poder contaminante cien veces superior al de las aguas residuales urbanas, de ahí que por ejemplo en Holanda han llegado a limitar la producción ganadera para reducir su impacto.

Las plantas de tratamiento con aprovechamiento energético son una forma de hacer frente a este problema de manera ecológica. A la vez que eliminan los excedentes de purines y su impacto medioambiental, producen un fertilizante agrícola comercializable, agua para riego y un biogás útil para la cogeneración de electricidad.

Diversas empresas han impulsado la construcción de este tipo de plantas en varias provincias españolas. Por ejemplo, Iberdrola, la mayor compañía de cogeneración de España, cuenta con cinco de estas instalaciones. En este sentido, el año pasado ponía en marcha, junto a la empresa ElPozo, una planta en el complejo ganadero de Cefusa que dicha empresa de alimentación tiene en Alhama de Murcia. Sus responsables aseguran que es capaz de tratar 110.000 toneladas de purines al año, produciendo además la energía equivalente al consumo medio de una ciudad de 100.000 habitantes, 80.000 metros cúbicos de agua de riego para uso agrícola y 5.400 toneladas de fertilizantes. Para ello, se han invertido catorce millones de euros.

Por su parte, la empresa Ecoenergía Navarra ha desarrollado en sus instalaciones de Artajona un sistema que aprovecha los purines para producir fertilizante orgánico y un calor que permite cultivar 250 toneladas anuales de tomates hidropónicos (sin tierra) en unos invernaderos ubicados a su lado. La planta se basa también en la cogeneración y produce quince megavatios (MW) de electricidad que venden a la red. La inversión ha ascendido en este caso a doce millones de euros.

Asimismo, varios grupos universitarios trabajan en proyectos que permitan el desarrollo de estos sistemas. Por ejemplo, el Instituto Universitario de Tecnología de Asturias (IUTA) trata de promover la creación de este tipo de plantas para el ganado vacuno. Según sus responsables, todavía son escasas en España, a pesar de su potencial: con los 50 kilos de residuos que produce una vaca al día se pueden obtener unos diez metros cúbicos de biogás. Por ello, consideran que este tipo de instalaciones serían rentables incluso en granjas de entre 150 y 200 animales, si bien recomiendan proyectos que cubran dos o tres municipios o unas mil vacas.

Problemas de las plantas de purines

La ADAP (Asociación de empresas para el desimpacto ambiental de los purines) ha reunido en un foro al sector porcino español, el más importante en la producción de estos residuos. Sus responsables quieren así unir sus fuerzas para reclamar al gobierno un cambio en el nuevo régimen económico previsto para las plantas de tratamiento de purines acogidas al régimen especial de generación eléctrica. En 1998, el gobierno aprobó un Real Decreto (RD 2818/98) para estimular proyectos privados de desimpacto de purines, y en el que se incentivaba la producción energética con unas condiciones favorables, promoviendo así este tipo de instalaciones.

Una planta media de la ADAP produce 15 MW, trata 100.000 m3 de purín al año y genera 5.000 toneladas de fertilizante

Sin embargo, los responsables de la ADAP aseguran que en la actualidad dicho incentivo "ha quedado anulado por el fuerte desequilibrio provocado por la evolución de los precios del gas y la electricidad". Por ello, sostienen que las plantas en funcionamiento sufren pérdidas significativas en sus cuentas de resultados, lo que pone en peligro su mantenimiento, así como la construcción de nuevas instalaciones.

Por ejemplo, los impulsores de de una planta de tratamiento de purines en la que trabajaban los ayuntamientos de las localidades navarras de Yerri, Guesálaz, Lezáun, Abárzuza y Salinas de Oro han anunciado su paralización momentánea, debido a la crisis de las explotaciones ganaderas de la zona.

Asimismo, desde la IUTA apuntan el contrasentido que supone limitar la utilización de purines y no los fertilizantes químicos, más contaminantes por nitratos.

Plantas de tratamiento de purines de cerdo

La industria porcina es la que más instalaciones de tratamiento y cogeneración energética de purines ha generado. Las empresas que reúne la ADAP cuentan con 20 instalaciones de tratamiento de purines en funcionamiento y cuatro terminadas aunque sin registro definitivo, repartidas en trece provincias españolas. De ellas, nueve son "plantas en funcionamiento comercial para la mejora de eficiencia energética", con una potencia instalada media de 15 MW, una capacidad de tratamiento de 100.000 m3 de purín al año y una producción, también anual, de 5.000 toneladas de fertilizante.

Según los responsables de esta asociación, se necesita una media de 16 millones de euros para poner en marcha una planta de estas características, incluyendo el terreno y los costes de conexión a la red eléctrica, aunque la inversión puede variar según los procesos utilizados y los costes de conexión.

Fuente: Consumer.es


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